jueves, 4 de octubre de 2012

Proyecto compartiendo ayuda.

Publicado por Meli ♔ en 12:33
El Jueves 4 de Octubre los alumnos del primero y segundo de la media tuvimos la oportunidad de visitar dos hogares de ancianos a los cuales donamos ropas, frazadas, alimentos, entre otras cosas útiles para ellos.
El primer hogar que visitamos fue "San Joaquín", un hogar de solo abuelos, con quienes no solo compartimos risas y conversaciones agradables, sino que también celebramos el cumpleaños de uno de los abuelos del hogar, Francisco, que cumplía 68 años.
Ver cómo la edad no afectó completamente al niño que llevan dentro fue una alegría para todos, ya que pudimos disfrutar de los chistes y la alegría de un abuelo en especial, Don Carlos, quién no paraba de reír o hablar ni un segundo, incluso se puso a cantarle una serenata a la profesora, fingiendo que su bastón era una guitarra.
Luego de una larga despedida a todos los abuelos del hogar, no pusimos en camino al hogar de las abuelas, "Santa Ana". Dónde nos resivieron literalmente con los brazos abiertos y una gran sonrisa en cada uno de sus rostros. Nos pusimos a hablar con todas ellas y una cosa que me interesó demasiado es cómo estas mujeres no cambiaron en nada, me refiero a que seguían siendo esas mujeres alegres, divertidas, cariñosas y sensibles que, creo yo, eran de jóvenes, y no sólo eso, seguían siendo al mismo tiempo chismosas, como las mujeres normalmente somos. Las mujeres que nos recibieron en la entrada del hogar fueron las que mejor me cayeron, tenían tantas preguntas por hacer y nos contaban historias de cuando eran más jóvenes, cuántas travesuras hicieron, cuántas caídas tuvieron, entre otras cosas.
También fuimos a visitar a las abuelas que estaban en cama, recién se despertaron así que creo yo que estaban confundidas, pero apenas nos vieron una sonrisa iluminó sus rostros, todas ellas coincidían en algo, todas dijeron que casi ningún familiar venía a visitarlas, que todos estaban ocupados con sus trabajos, sus hijos, sus esposas; le pregunté a una de las abuelas si llegó a conocer a sus nietos, y dijo que no, que su hijo ya no la visitaba y que si no fuera por su vecina ella estaría sufriendo de enfermedades, sola en su casa. Algunas de las historias que nos contaron me afectaron un poco ya que me parece muy triste que algunos hijos o hijas los hayan dejado ahí, literalmente "tirados" ya que ya no le prestan la atención necesaria, ni siquiera se toman la molestia de visitarlos una vez al mes o una vez cada cuántos meses.
Al momento de despedirnos todas las abuelas se pusieron tristes, unas comenzaron a llorar pero les prometimos volver, porque fue una experiencia inolvidable, fue un placer pasar la mañana hablando con todos los abuelos y abuelas de los hogares. Aún nos falta ir a un tercer hogar donde habitan abuelos y abuelas, casados, en mayoría.

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